Pero la ciencia es falible precisamente porque es una práctica, una actividad humana cooperativa. Y como nos recuerda el filósofo moral Alasdair MacIntyre, realizar bien una práctica requiere ejercitar su virtudes – que para la ciencia incluyen transparencia, honestidad, humildad, escepticismo y colaboración. Para la geoingeniería, eso significa revelar todos los fondos y gestionar eficazmente posibles conflictos de intereses; asegurando el participación de partes interesadas de todo el mundo en Toma de decisiones; evitar el pensamiento grupal; compartir resultados y datos de las primeras etapas para acelerar la investigación; y participar en ciencia radicalmente abierta.
Es posible que la transparencia por sí sola no conduzca a la adopción generalizada de una nueva tecnología. A estudio sobre la vacuna Covid-19 La comunicación mostró que una mayor transparencia, especialmente sobre los resultados negativos, condujo a una menor aceptación de las vacunas, pero sí aumentó la confianza en la salud pública. Una lección potencial para la geoingeniería solar es que la transparencia es importante incluso cuando, o quizás especialmente cuando, no produce el resultado que los científicos imaginan inicialmente.
Deberíamos ser especialmente cautelosos a la hora de ceder el control de la investigación en geoingeniería a la industria tecnológica. A menudo, bajo la apariencia de virtud, los tecnofuturistas capitalizan el poder que proviene del conocimiento científico mientras explotan a las personas y el medio ambiente, un patrón Adrienne LaFrance de The Atlantic diagnósticos como tecnoautoritarismo. No podemos permitir que entidades privadas con fines de lucro dirijan o financien de forma encubierta la investigación de geoingeniería solar.
En cambio, cualquier investigación debe ser realizada por instituciones que actúen en interés del público. Si la financiación privada es la única opción, los científicos tendrán que elegir cuidadosamente dónde trabajar y defender su integridad contra presiones externas. Deben comunicar claramente los resultados de la investigación, positivos y negativos, y educar al público sobre lo que es posible y lo que está en juego. De esa manera, el público puede, a su vez, exigir responsabilidades a los responsables de las políticas, los reguladores y los científicos, y todos pueden trabajar juntos en pos de un bien común.
Cuando nos enfrentamos a la perspectiva de la geoingeniería solar, es posible que deseemos que nunca hubiera llegado a este punto. Pero aún podemos decidir cómo avanzar de manera responsable, con y para el público.