En un ambicioso proyecto rumbo al 2030, el Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES) de Brasil lanzó este sábado una iniciativa para restaurar 60 mil kilómetros cuadrados de bosques degradados o destruidos -una superficie casi equivalente a la de Letonia- en la selva amazónica.
En la cumbre sobre el clima COP28 de las Naciones Unidas que se celebra en Dubái, el BNDES anunció que el programa Arco de Restauración, con una financiación de hasta mil millones de reales (205 millones de dólares) hasta 2024, también tratará de capturar mil 650 millones de toneladas de carbono de la atmósfera para 2030.
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La Amazonia es vital para frenar el cambio climático debido a la enorme cantidad de carbono que absorben sus árboles, al tiempo que alberga muchas especies únicas y en peligro de extinción.
“Evitar la deforestación ya no es la respuesta a la crisis climática. Tenemos que ser más ambiciosos”, declaró el presidente del BNDES, Aloizio Mercadante, en un comunicado. “Reforestemos, para que el bosque se regenere. Es la respuesta más barata y rápida a la crisis climática, porque captura carbono y lo almacena”.
El principal negociador de Brasil sobre el clima dijo en una entrevista el mes pasado que el país planea poner en marcha la gran iniciativa de restauración, sin dar detalles.
“Se trata de un proyecto muy ambicioso”, declaró en una entrevista el científico especializado en sistemas terrestres Carlos Nobre, de la Universidad de Sao Paulo, quien propuso por primera vez el concepto del Arco de Restauración.
“Este proyecto se ha puesto en marcha ahora porque la Amazonia se acerca a un punto de no retorno, por lo que se trata de una iniciativa muy importante, urgente e innovadora”, afirmó.
A principios de este año afirmó que la restauración de unos 700 mil kilómetros cuadrados de la Amazonia ayudaría a evitar ese punto de inflexión, y que algo menos de la mitad de esa superficie requeriría una replantación activa. Calculó un coste total de al menos 20 mil millones de dólares.
Con información de medios