El crecimiento de América Latina y el Caribe se desacelerará a 1.9 por ciento este año desde 2.1 en 2023 antes de crecer otra vez en 2025, dijo este miércoles el Banco Mundial, que advirtió en un informe que hasta ahora la región ha perdido la oportunidad de avance generado por los cambios globales en las cadenas de suministro.
La inversión pública y privada sigue siendo insuficiente, mientras que la promesa de oportunidades de crecimiento derivadas del nearshoring no se ha cumplido. Las razones principales de ello siguen siendo el alto costo del capital, los bajos niveles de educación, la infraestructura deficiente y la inestabilidad social, según el Banco Mundial.
«A pesar del entusiasmo por el nearshoring, la inversión extranjera directa sigue estando por debajo de los niveles de hace 13 años en términos reales», señaló el reporte.
La estimación de crecimiento de 1.9 por ciento es mayor que las previsiones de 1.8 en junio y de 1.6 en abril.
Sin embargo, se prevé que el crecimiento en las dos mayores economías de la región, Brasil y México, se desacelere a 2.8 y 1.7 por ciento, respectivamente, por debajo de las expansiones de 2.9 y 3.2 por ciento de 2023.
Argentina y Haití siguen siendo los únicos dos países de la región en los que se espera una contracción económica este año, antes de recuperarse de manera desigual y crecer en 2025.
Se estima que para el próximo año la economía de la región se acelerará a una tasa de crecimiento de 2.6 por ciento, un descenso respecto del pronóstico anterior del Banco Mundial de 2.7 por ciento.
La desigualdad sigue siendo muy alta en toda la región y los altos impuestos a la inversión productiva limitan el crecimiento, señaló el BM.
Esto, junto con una escasez persistente de fondos gubernamentales, indica que gravar la riqueza es una opción para aumentar los ingresos, según el informe, que advierte que es necesario gravar a los ricos de manera inteligente.
«Los activos financieros son fáciles de mover y ocultar, y rastrearlos requiere una importante coordinación global», señala el informe, mientras que «las propiedades, como los bienes inmuebles, son generalmente menos móviles y más fáciles de valorar».
El informe señala que 80 por ciento de la riqueza de la región está en manos de bienes raíces.
Si bien esa cifra disminuye a nivel mundial a medida que los países alcanzan un mayor desarrollo, «la proporción de riqueza vinculada a la propiedad es especialmente alta en América Latina y el Caribe, lo que refleja una marcada preferencia cultural por la vivienda y tal vez una preferencia por una cobertura tangible contra los episodios recurrentes de inflación».