California- La demanda del estado es el intento más significativo de enfrentarse a las grandes petroleras por su contribución al cambio climático, ahora que los gigantes energéticos registran utilidades extraordinarias y el petróleo se acerca a los 100 dólares por barril.
La estrategia hace eco de una lucha anterior: la batalla legal de los estados contra las grandes tabacaleras en la década de 1990.
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California quiere que las empresas cubran los costos del combate contra los incendios forestales y la mitigación de los efectos del esmog denso. Según el estado, las grandes petroleras deberían pagar multas por enterrar evidencia científica que relaciona las emisiones de carbono con los gases de efecto invernadero. “Llegó el momento de que paguen para aminorar el daño que han causado”, declaró en un comunicado el fiscal general de California, Rob Bonta.
El Instituto Estadounidense del Petróleo, un grupo cabildero de la industria también citado en el caso, calificó la demanda de “infundada” y de “un enorme despilfarro de los recursos de los contribuyentes de California”.
California está reabriendo un manual que utilizó para enfrentarse a las grandes tabacaleras. En la década de 1990, California y decenas de otros estados presentaron demandas contra las cuatro mayores empresas tabacaleras de Estados Unidos. Los fiscales demostraron que las empresas habían ocultado evidencias que relacionaban el tabaquismo con el cáncer y consiguieron un pago de más de 360,000 millones de dólares en el transcurso de 25 años. También se les obligó a las empresas a etiquetar los cigarros como potencialmente letales, a cambiar cómo y dónde los comercializaban y a disolver el Instituto del Tabaco, el grupo comercial que financiaba la industria.
Hay vínculos y ecos históricos entre el comportamiento de las grandes tabacaleras y las grandes petroleras. En las décadas de 1950 y 1960, las petroleras ayudaron a la industria tabacalera a probar venenos en los cigarrillos. Y luego, en 1968, se presentó un informe que se le encargó al Instituto Estadounidense del Petróleo y que realizó el Instituto de Investigación de Stanford. En este se detallaba cómo los combustibles fósiles causaron el cambio climático, pero nunca se difundió de forma generalizada, señaló Carroll Muffett, director general y presidente del Centro para el Derecho Ambiental Internacional, quien ha estudiado los vínculos entre las dos industrias.
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La acción colectiva funcionó. Durante años, demandantes individuales habían perdido en repetidas ocasiones demandas contra las grandes tabacaleras. “No fue sino hasta que los estados se involucraron como litigantes que el panorama cambió de manera drástica”, comentó Muffett, quien agregó que “había litigantes que tenían los recursos y la paciencia para permanecer en litigio tanto tiempo como las empresas”.
California tiene una enorme influencia política al ser la quinta economía más grande del mundo y uno de los principales productores de petróleo. Por ejemplo, el estado ha utilizado ese poder para darle forma a una política cuasinacional para reducir las emisiones de los automóviles. Y este mes, la legislatura del estado aprobó un proyecto de ley que obligaría a las grandes empresas a detallar sus emisiones de carbono: la primera vez que un estado de Estados Unidos hace tal cosa y un paso por delante de la Comisión de Bolsa y Valores, la cual está redactando sus propias normas de divulgación climática para las empresas.
Las grandes petroleras enfrentan demandas en otros lugares. En los Países Bajos, el Reino Unido, Francia e Italia, hay casos en los que se arguye que la industria tiene cierta responsabilidad en el cambio climático; hay litigios similares en Nueva York, Massachusetts y Rhode Island. “La diversidad de demandantes crece con rapidez”, afirmó Paul Benson de ClientEarth, una organización de derecho ambiental con sede en Londres que este año presentó una demanda contra el consejo de administración de Shell en la cual alega que la empresa no estaba reduciendo las emisiones de carbono con la velocidad necesaria.
La victoria está lejos de obtenerse. Para los fiscales quizá sea más difícil demostrar la culpabilidad de las petroleras en el cambio climático de lo que fue para sus predecesores vincular el hábito de fumar con los efectos nocivos para la salud. En julio, un juez británico impidió que ClientEarth siguiera adelante con su demanda contra Shell, pues alegó que los tribunales no deberían interferir en la estrategia de las empresas; la organización está apelando la decisión.
Otros podrían unirse a la lucha ahora que California está involucrada. Con el tabaco, los estados más pequeños entablaron sus propias demandas tras una acción inicial que presentó Florida. “Una vez que empezaron los litigios contra la industria tabacalera, nunca terminaron”, mencionó Muffett. c.2023 The New York Times Company.
Por Vivienne Walt, The New York Times.