MORELIA.– Alexander Payne, ganador en dos ocasiones de un Premio Oscar a Mejor guion adaptado por Entre copas y Los descendientes, hizo un pequeño espacio en su agenda, que consiste en liderar al Jurado de Largometraje Mexicano dentro del Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM) para ofrecer ayer una charla con el público y hablar de sus intereses.
¿Qué es para él el cine y de por qué se ha interesado tanto en la cultura latinoamericana al grado de hablar perfectamente español, siendo que nació en Nebraska, Estados Unidos?
Cuando entré a la Universidad a los 18 años ya había estudiado francés, español, griego moderno y latín. Me encanta aprender idiomas, tengo interés y talento, pero al entrar a la universidad estaba decidido a dominar un idioma, que fue el castellano. Cada semestre tomé clases de español, luego de literatura y como estudiante de historia me especialicé en la parte de Latinoamérica. Después estudié en un año en España, en Salamanca, después me fui a vivir a Medellín para hacer investigaciones para mi tesis sobre historia humana y estuve con una colombiana por 10 años”, contó esto último con una sonrisa pícara a pregunta hecha por Excélsior.
El director detrás del filme Los que se quedan, que le otorgó una nominación al Oscar a Paul Giamatti y un Oscar a Da’Vine Joy Randolph, usó el estrado para hablar de su amor por el cine, hacer reír a la audiencia, retratar en la pantalla todo lo que conoce y celebrar la comunidad y complicidad que se crea en una sala cinematográfica y no en una pantalla de televisión. Asimismo, al ser un hombre interesado en la literatura latinoamericana, fue contundente al señalar que prefiere quedarse con las imágenes que se ha hecho en la cabeza de clásicos literarios como Cien años de soledad y Pedro Páramo, antes que verlas adaptadas.
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Acaban de hacer una serie de Cien años de soledad… ¡Ni por 10 millones de dólares la veo! Una gran obra literaria funciona por medio de instrumentos únicamente literarios y es una prueba infinita de por qué cada lector tiene sus propias imágenes mentales y no hay nada más infinito que la obra de Gabriel García Márquez, y no se puede ni se debe convertir lo infinito en lo finito”, comentó Payne, provocando la reacción del público.
Ayer estuve conversando con Rodrigo Prieto ( y me dijo) ‘¿Vas a ver Pedro Páramo? Así que le contesté: ‘Maybe’. Ya se han hecho tres o cuatro versiones previas y él es amigo mío, así que quizá vaya a verla, pero la voy a ver así (se tapa los ojos con los dedos y los abre muy poco para ver como los niños chiquitos)”, relató Payne, provocando la risa de los jóvenes que se dieron cita para escucharle.
La noche del pasado domingo, Payne develó una butaca con su nombre, una tradición que hace el FICM con sus invitados especiales y recibió la Medalla Filmoteca UNAM. Payne, hermano, ya eres mexicano.
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