La primera vez que entré a una farmacia mexicana me quedé quieto en la puerta unos instantes. ¿Por qué era tan pequeño? Dónde era ¿todo? No hay pasillo de dulces, ni pasillo de tarjetas de felicitación, ni pasillo de productos de salud sexual o higiene femenina. De hecho, no había nada que pudiera siquiera llamarse …
Fuente