Contrariamente a lo esperado, el texto final del acuerdo sobre la contaminación plástica aún no se ha publicado. El próximo año se convocará una nueva ronda de negociaciones
El domingo (1º) concluyó la quinta sesión del Comité Intergubernamental de Negociación (INC-5) para discutir la reducción de la contaminación plástica a nivel mundial. Se esperaba que esta fuera la última ronda de negociaciones sobre el tema, pero no será así. Segunda nota del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, que lidera el proceso, el próximo año se celebrará una nueva sesión de debate (aún sin fecha ni lugar). Más de 3.300 personas, incluidos representantes de más de 170 países y 440 instituciones, se reunieron la semana pasada en Busan, Corea del Sur, para celebrar negociaciones.
“Terminar un acuerdo por terminarlo no es el objetivo”, afirma Erin Simón, Vicepresidenta y Responsable de Negocios de Residuos y Plásticos de WWF Internacional. Para ella, es cierto lo que se decía en los pasillos de la reunión: ningún acuerdo es mejor que un acuerdo débil. “¿Estamos decepcionados? Sí. Pero vimos que el consenso se instrumentaliza en un proceso que lo valora. No todos los compromisos del acuerdo pueden ser voluntarios, deben ser jurídicamente vinculantes. Si todo es voluntario, no tiene sentido tener esta negociación”, añade.
Simon se refiere a las tácticas utilizadas por países que no quieren reducir la producción de plástico ni regular los aditivos químicos utilizados para fabricar el material. La presión de este lado provino principalmente de los principales productores de petróleo, como Arabia Saudita, Irán y Kuwait, con el apoyo de Rusia. Estos países insistieron en que todas las decisiones relativas al tratado se tomaran por consenso (o de común acuerdo entre todos los países que participaban en las discusiones) para mantener su poder de veto.
“Estos países saben que, si el proceso condujera a una votación, tendrían que negociar”, afirma. Neil Tangri, investigador del Centro de Políticas Públicas Ambientales de la Universidad de California en Berkeley. En este caso, explica Tangri, se necesitarían los votos de dos tercios de los países que discuten el tratado para tomar una decisión.
Con información de O Joio e O Trigo