Cuba tuvo presencia este sábado 16 de noviembre en la segunda jornada de la trigésima sexta edición del Festival de Música de Morelia Miguel Bernal Jiménez (FMM), con la presentación de Art-Trio en el patio central del Edificio Municipal.
Fundado en La Habana, en el año 2018, el ensamble está conformado por la pianista Desirée Justo, el violonchelista Alejandro Rodríguez y la violinista Mayté Aboy, quienes se unieron al descubrir sus afinidades interpretativas.
En sintonía con la dedicación que el festival este año ha hecho a las mujeres compositoras, el programa del concierto inició después de las 13:00 horas con el Piano Trío en re menor Op. 11 (1847), de Fanny Mendelssohn, pieza conformada por cuatro movimientos.
«Nosotros leímos y nos informamos para saber cuál había sido exactamente la situación de vida de Fanny Mendelssohn y era una cuestión absolutamente cultural. Ella incluso tuvo apoyo de su esposo, quien era un artista plástico. La ayudaba a imprimir, a publicar. Y la aprobación de la familia, era una aprobación por su desarrollo profesional, pero era una contradicción social muy grande que una mujer, en ese momento, se dedicara a eso», comentó la pianista Desirée Justo, en entrevista previa al concierto.
En Piano Trío en re menor Op. 11, Fanny Mendelssohn, quien además era una pianista muy virtuosa, propone una idea de lead inmenso, sobre todo en su primer movimiento, el cual destaca por la belleza de su estética sonora.
«Ella tuvo una formación muy rigurosa, la misma que tuvo Félix Mendelssohn (su hermano). Tuvo acceso a todos los mismos maestros. Entonces en ella hay un músico serio, importante, que además me ha conmovido, no sólo por su historia, sino la música en sí».
El resto del programa se conformó por dos piezas cubanas: Mariposa de Primavera, de Miguel Matamoros, y Piezas para Trío, de Mónica O’Reilly.
«Las piezas de Mónica son casi pinceladas, unos regalos que Mónica nos ha hecho a nosotros y tienen mucho que ver con su estética y con su modo de ver y de plantear la música. Hay un contrapunto, hay elementos de ritmos cubanos, pero también del jazz, que es su contexto sonoro, incluso elementos latinoamericanos».
Finalmente, el concierto cerró con los cuatro movimientos de Piano Trío en la menor (1914), de Maurice Ravel, pieza que el compositor francés dedicó a su profesor de contrapunto André Gedalge.
«En Cuba siguen existiendo muchos músicos interesados en la música de concierto. ¿Cómo explicarte? Es algo que siempre está vivo. Las circunstancias, las condiciones que se viven, no colaboran. Pero, de alguna manera, hay unas instituciones que sostienen, aunque sea mínimamente, eso y se buscan alternativas».