Después de estar cerrada desde octubre debido a la violencia de los cárteles en la región, la Zona Arqueológica de Yaxchilán en el estado sureño de Chiapas reabrió esta semana al turismo.
El guía turístico local Silvano López Gómez calificó estos “cinco meses de paralización de la actividad turística”, pero dijo que ahora hay “una gran oportunidad para visitar, conocer, disfrutar y contribuir a la conservación de la Selva Lacandona”.
Ubicados cerca de la frontera de México con Guatemala, Yaxchilán y otros sitios arqueológicos en la región fronteriza habían sido citados como lugares de riesgo para visitar por Diego Prieto, director del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
“En el INAH te sugerimos que no vayas… para que no tengas una experiencia desafortunada”, dijo Prieto en enero.
A su vez, al menos tres agencias de viajes de Europa dejaron de incluir visitas a la Selva Lacandona — hogar de varias ruinas mayas importantes – en sus itinerarios de viaje. Las cancelaciones llegaron a raudales, hubo que emitir reembolsos y el turismo en Chiapas prácticamente se paralizó.
La razón: el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), el Cártel de Sinaloa y los afiliados locales de esas organizaciones criminales han estado involucrados en una guerra territorial en el área durante más de tres años. Están en juego las rutas por las que se transportan narcóticos, armas y migrantes hacia el norte desde Guatemala.
Esquivel Cruz González, comisionado para la paz en la comunidad fronteriza de Frontera Corozal, se mostró entusiasmado con la reapertura de Yaxchilán y señaló que decenas de familias que viven del turismo se han visto perjudicadas.
“Esto le dará un respiro económico a la región”, dijo, señalando también que se han desplegado protocolos de seguridad para garantizar visitas seguras.
Cruz dijo que Yaxchilán y la Zona Arqueológica de Bonampak fueron cerrados no sólo debido a la violencia de los cárteles, sino también porque los lugareños consideraron necesario armarse en respuesta. Los sitios fueron clausurados “con el fin de contener y controlar las acciones que iban en contra del pueblo”.
La decisión de reabrir se tomó durante una asamblea comunal el 9 de marzo. A su vez, las agencias de ecoturismo Nueva Alianza y escudo jaguar también reabierto.
Esta semana, embarcaciones con turistas comenzaron a salir de Frontera Corozal para surcar el río Usumacinta y entrar a Yaxchilán por agua. Así llega la mayoría de los turistas; la otra forma es volar en una avioneta y utilizar una pista de aterrizaje.
“Vamos a levantarnos poco a poco, pero todo comienzo es difícil”, dijo María Jiménez, recepcionista de Yaxchilán y miembro del pueblo ch’ol, que es indígena de la región y suman unos 9.000.
Aurelio Álvaro Jiménez, secretario de la sociedad Lacandonia Yaxkin, dijo que los turistas no deben tener miedo. “En la frontera de Corozal, en este momento, es el mejor lugar en términos de seguridad, porque tenemos guardias comunitarias, tanto en la entrada del pueblo como en la frontera con Guatemala”, aseguró.
“Tenemos el firme compromiso de poder estar a la altura de las circunstancias”, añadió Cruz González.
con informes de Proceso y El Financiero