Tras la pérdida de vidas por las inundaciones en Libia, el oficial médico de Bioseguridad y Protección Biológica del Programa de Emergencias Sanitarias de la Organización Mundial de la Salud (OMS) instó este viernes a las autoridades de las comunidades afectadas por la tragedia a que no se apresuren a realizar entierros o cremaciones masivas.
“La gestión digna de los cadáveres es importante para las familias y las comunidades y, en los casos de conflicto, suele ser un componente importante para lograr un final más rápido de los enfrentamientos”, añadió Kazunobu Kojima.
En este sentido, la agencia de la ONU y la Cruz Roja señalaron que los cadáveres de las víctimas de desastres naturales y conflictos no suelen plantear riesgos para la salud. Ello se debe a que las víctimas que han muerto por traumatismos, ahogamiento o incendio no suelen albergar organismos que causen enfermedades.
“La creencia de que los cadáveres causan epidemias no está respaldada por pruebas. Vemos demasiados casos en los que los informes de los medios de comunicación e incluso algunos profesionales médicos se equivocan en este respecto”, declaró el jefe de la unidad forense del Comité Internacional de la Cruz Roja.
Pierre Guyomarch especificó que quienes sobreviven a un suceso como una catástrofe natural “tienen más probabilidades de propagar enfermedades que los cadáveres”.
Importancia de una gestión adecuada
Las organizaciones explicaron que, cuando mueren muchas personas en catástrofes naturales o conflictos armados, la presencia de estos cadáveres resulta angustiosa para las comunidades afectadas. Algunas se apresuran a enterrarlos en fosas comunes, por ejemplo. Sin embargo, esta actitud puede ser perjudicial para la población.
Aunque las autoridades locales y las personas pueden estar sometidas a una inmensa presión para enterrar a los muertos rápidamente, las consecuencias de una mala gestión de los muertos incluyen una angustia mental duradera para los familiares, así como problemas sociales y legales, señalaron los organismos.
Los enterramientos bien gestionados incluyen tumbas individuales fácilmente localizables y debidamente documentadas en lugares de enterramiento demarcados. Esto debe garantizar que se conozca la ubicación exacta de cada cadáver, así como la información asociada y las pertenencias personales, tal como se indica en las orientaciones elaboradas por las organizaciones. Las cremaciones no deben tener lugar antes de que el cuerpo sea identificado.
Excepciones y protección del agua potable
Los organismos señalaron como excepciones las muertes que se producen por enfermedades infecciosas como el ébola o el cólera, o cuando el desastre tiene lugar en una zona endémica para estas enfermedades infecciosas.
Por otra parte, no se deben dejar cadáveres en contacto con fuentes de agua potable, ya que esto sí puede provocar problemas sanitarios. Los cuerpos pueden dejar escapar heces y contaminar las fuentes de agua, con el consiguiente riesgo de enfermedades diarreicas o de otro tipo.
En este caso, la desinfección rutinaria del agua potable es suficiente para prevenir las enfermedades transmitidas por el agua.