Miles de jóvenes extranjeros e israelíes se encontraban disfrutando de la música y el ambiente en un festival que se llamaba: “Nature Party”, cerca del kibutz Re’im y de la Franja de Gaza, el sábado por la mañana, cuando militantes de Hamás los sorprendieron disparando directamente contra cientos de los asistentes y secuestrando a otros.
Uno de los asistentes era Arik Nani, asistió al festival desde la noche anterior para celebrar su cumpleaños 26, sin esperar el trágico desenlace.
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La ofensiva fue inédita, ya que la inteligencia israelí falló en detectar a tiempo la incursión.
Los atacantes lograron infiltrarse al territorio por medio de vehículos, embarcaciones e incluso parapentes.
“Escuché disparos desde todas las direcciones, nos disparaban desde ambos lados”, dijo Nani. Todo el mundo corría y no sabía qué hacer. Era un caos total”.
Mientras el fuego de los cohetes estallaba a su alrededor, los asistentes, presas del pánico, intentaban escapar como podían.
“En un momento dado, un amigo y yo nos metimos en un auto con gente que no conocíamos y empezamos a conducir”, dijo Zohar Maariv, de 23 años. Después de que el coche fue tiroteado, huyeron a pie y se escondieron durante horas hasta que los rescataron. Su novio Matan, que trabajaba en la fiesta, seguía desaparecido.
“Masacraron a la gente a sangre fría, de una forma absolutamente inconcebible”, contó Moti Bukjin, portavoz de Zaka, una organización especializada en primeros auxilios y en recuperar e identificar cuerpos según las leyes judías.
“En la zona donde tuvo lugar el festival de música, y en la fiesta misma” había “unos 200-250 cuerpos”, estimó Moti Bukjin.
El voluntario también contó que todos los cuerpos que recuperó eran de personas que recibieron disparos, rematadas por los atacantes con un tiro en la cabeza o incendiando sus vehículos.
“Lo impactante es que confirmaron que las personas a las que dispararon estaban muertas. Tuvieron mucho tiempo hasta que llegaron las fuerzas de seguridad. Algunos de los coches los quemaron con gente dentro”, afirmó.
“En algunos vimos (…) una bala en la cabeza, una bala en la barbilla. No dispararon balas al azar esperando que dieran en el blanco”, agregó.
Aquellos que intentaron huir a pie también fueron abatidos. “Algunos de los cuerpos estaban en zanjas, les dispararon cuando intentaban huir y cayeron”, indicó.
Tras horas corriendo, Nani y su amigo llegaron por fin a un refugio donde escuchó historias espeluznantes de otras personas que habían escapado. “Gente hablando de asesinatos que vieron delante de sus ojos, alguien que vio a toda una familia secuestrada y a una niña pequeña que fue asesinada”, dijo.
Para Nani, los sentimientos por los que no han podido escapar persisten. “Hubo muchas cosas terribles por el camino, gente a la que quería ayudar, pero no podía. Gente que se quedó atrás, gente en necesidad”, dijo.
Uno de los supervivientes, Ephraim Mordechayev, de 23 años, contó que estaba en uno de los momentos “más felices” de su vida cuando se produjo el horror.
Cuando se dio cuenta de que el sistema israelí de defensa aérea estaba interceptando cohetes, no entendió del todo “el alcance” de lo que ocurría, contó en la ciudad de Or Akiva, donde vive.
Muchos de los asistentes estaban recogiendo sus vehículos y dirigiéndose a la salida cuando oyó las primeras ráfagas de disparos.
“Me di la vuelta y vi que en el coche atrás de mí había tres cuerpos y todas las ventanas estaban acribilladas”, contó, con la pulsera del festival aún en su muñeca.
Cuando vio a las milicias disparando desde paramotores, Mordechayev salió de su coche y corrió por su vida.
Durante un largo momento, se escondió entre arbustos. Hasta que un coche se detuvo y lo recogió antes de acelerar en dirección a una base militar.
LOS SECUESTRADOS
Un video difundido en redes sociales muestra a una mujer de 25 años, identificada como Noa Argamani, pidiendo ayuda desde la parte trasera de una moto, mientras era secuestrada.
Yaakov Argamani, padre de Noa, dijo al Canal 12 de televisión que había visto las imágenes de su hija cuando se alejaban en la moto y confirmó su identidad.
“Estaba aterrorizada. Siempre la protegí y en este momento no pude”.
El grupo islamista secuestró alrededor de 150 personas, según el gobierno israelí, y se los llevó a la fuerza a Gaza, donde algunos tuvieron que desfilar ante multitudes enardecidas.
Ahuva Mayzel supo por última vez de su hija Adi, de 21 años, una hora después del amanecer.
“Fue nuestra última llamada, oímos mucho ruido, disparos y bombardeos. Caos, caos total”, contó a los periodistas desde su casa en Karnei Shomron, un asentamiento israelí en Cisjordania ocupada.
“Nos sentimos impotentes, completamente impotentes como padres”, dijo. “Esto es realmente inimaginable. Tantas víctimas, tantos muertos, tantos desaparecidos”, lamentó.
SHANI LOUK
De entre las víctimas que han fallecido o han sido secuestradas en el ataque del festival celebrado en Israel este fin de semana a manos del grupo palestino Hamás, destaca el secuestro de Shani Louk, una joven alemana que se encontraba en el festival y cuyas imágenes se han difundido y han dado la vuelta al mundo, su novio es Orion Hernández Radoux, de nacionalidad mexicana y quien se encuentra desaparecido.
En el vídeo, difundido por los milicianos, se puede ver a la joven semidesnuda, tumbada sobre el remolque de una furgoneta y rodeada de varios hombres que, incluso, llegan a escupir sobre ella y van armados. Ante ello, Ricarda, la madre de Shani, ha publicado un vídeo donde pide ayuda para encontrarla.
“Esta mañana, mi hija, Shani Nicole Louk, ciudadana alemana, ha sido secuestrada con un grupo de turistas en el sur de Israel, a manos del grupo Hamás”, dice la mujer. “Nos enviaron un vídeo en el que podía ver claramente a nuestra hija inconsciente en el coche con los palestinos y ellos conduciendo por la Franja de Gaza”, prosigue en el vídeo, mostrando una foto de su hija Shani.