Javier Acosta, un colombiano de 36 años residente en Bogotá, ha conmovido a miles con su valiente historia. En agosto de 2024, Javier decidió poner fin a su sufrimiento a través de la eutanasia, un derecho legal en Colombia desde 1997. Su decisión fue motivada por una larga y dolorosa batalla contra una bacteria que adquirió hace cinco años en una piscina, la cual cambió su vida de manera drástica.
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Todo comenzó con una simple llaga tras un paseo con amigos, pero lo que parecía un problema menor pronto se convirtió en una pesadilla. La bacteria, que se instaló en su glúteo izquierdo, fue extendiéndose por su cuerpo, causando osteomielitis, una grave infección ósea. Los médicos, tras múltiples exámenes, le recomendaron amputar la zona afectada, pero esto no garantizaba que la bacteria no seguiría avanzando.
La situación de Javier empeoró con el tiempo, llegando la infección a la parte posterior de su cerebro, lo que amenazó su capacidad de hablar. Para agravar su condición, también fue diagnosticado con cáncer en la sangre, una combinación de enfermedades que le causaron un sufrimiento insoportable.
Javier, tras años de luchar por su vida y soportar dolores insoportables, tomó la difícil decisión de solicitar la eutanasia. El 30 de agosto de 2024, se despedirá de sus seres queridos en una transmisión en vivo, un acto que ha generado un fuerte impacto en las redes sociales. En su cuenta de Facebook, Javier ha narrado su doloroso camino, lo que ha despertado la empatía y solidaridad de miles de personas.
La eutanasia en Colombia está permitida para pacientes con enfermedades terminales, y desde 2021, también se amplió este derecho a menores de edad con capacidad de tomar decisiones informadas. El caso de Javier ha puesto nuevamente en la agenda pública la importancia de este derecho, mostrando la realidad de quienes, como él, enfrentan un sufrimiento insoportable.
Esta historia no solo refleja el valor de Javier al enfrentar su dolor, sino también la importancia de tener opciones dignas y humanas para quienes padecen enfermedades terminales. Su despedida en vivo es un recordatorio de la fragilidad de la vida y la importancia de acompañar a quienes enfrentan el final de su camino.
