Aunque hay quienes prefieren usar faldas largas o cortas, lo cierto es que a pesar de que no lo parezca, este gusto ha influido bastante en la situación económica que enfrente la sociedad.
De acuerdo con el economista George Taylor y su teoría ‘índice del dobladillo‘, presentada en 1926, apunta que el largo de la falda de las mujeres se basa en la situación económica.
La teoría de Taylor señala que las faldas cortas son sinónimo de periodos de abundancia, como se vio en las décadas de 1920 y 1960, donde la tendencia de la moda entre las mujeres era mayormente dominada por las faldas con dobladillos cortos.
Por otra parte, esta teoría explica la crisis económica de 1929, conocida también como La Gran Depresión, periodo que llevó al mundo a enfrentar una de las peores situaciones de pobreza solo unos años antes de que estallara la Segunda Guerra Mundial.
Esta etapa de crisis que se prolongó de la década de 1930 hasta 1941, originándose en Estados Unidos, luego de que la Bolsa de Valores de Nueva York cayera el 29 de octubre de 1929, dicho día es recordado como el «Martes Negro».
Cabe destacar que dicha situación comenzó el llamado «Jueves Negro», cinco días antes, cuando se registró la caída de la Bolsa de Valores.
¿CÓMO INFLUYE LA CRISIS ECONÓMICA EN LA VESTIMENTA?
Con todo lo dicho solo queda preguntarnos, ¿cómo influye la economía en los gustos de vestimenta de las mujeres?
La teoría de George Taylor se basa en que, en tiempos de abundancia, como se vio en 1920 y 1960, permite a las mujeres llevar faldas cortas porque podían darse el lujo de adquirir medias de seda, zapatillas costosas, accesorios y también tenían la posibilidad de depilarse las piernas con cera.
Por el contrario, en los tiempos de mayor crisis económica las mujeres tenían que limitarse al adquirir prendas, así como artículos de higiene personal, por lo que vistiendo faldas largas les era posible ocultar sus piernas y el calzado o medias que utilizaran.
Otro detalle importante a considerar en los tiempos de desabasto y crisis, es que muchas mujeres tenían que hacerse cargo del hogar, pues sus esposos eran enviados a ayudar en el campo de batalla, como ocurrió con la Segunda Guerra Mundial, lo que llevaba a ser en muchas ocasiones el único sustento de su familia, limitándose en adquirir prendas de moda o lujosas.
La introducción del pantalón a la vestimenta femenina después de 1911, dio también otra opción a las mujeres para economizar en la adquisición de prendas, pues podían reutilizar los pantalones que fueran de sus familiares o parejas si la situación lo ameritaba.
1926,año en que fue presentada la teoría del economista George Taylor.
LA ACTUALIDAD
Aunque en la actualidad la vestimenta de la mujer ya no se basa únicamente en faldas y vestidos, lo cierto es que continúa ocurriendo una situación similar con los bienes adquisitivos.
Y es que en tiempo de abundancia las personas suelen costearse prendas y accesorios más lujosos, así como productos de belleza.
En estos tiempos las posibilidades adquisitivas no radican exclusivamente en la vestimenta, pues actualmente también es posible hacer una medición de la situación económica basada en los teléfonos inteligentes que más son utilizados.
Cabe señalar que una de las crisis económicas más actuales fue la de la pandemia por covid-19 en el 2020, pues muchos países fueron afectados debido a que sus principales fuentes de ingreso se basan en el comercio internacional, el turismo, financiamiento externo y también las exportaciones de algunos productos.
El trabajo en casa obligó a muchos a adquirir mejores equipos informáticos, lo que elevó el precio de estos y por otra parte varios eventos públicos se vieron suspendidos, sin contar que, como la manera de protegerse de la enfermedad era estando en casa, muchas personas dejaron de adquirir ropa nueva y otros productos porque ‘no lo veían necesario’, pues ‘nadie los iba a ver‘.