La actividad económica de Argentina se contrajo el año pasado un 1.6 %, en contraste con el crecimiento logrado en 2022, y enfrenta pronósticos de una profundización de la caída este año, en medio de un severo ajuste.
Según informó este jueves el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), el estimador mensual de la actividad económica, que sirve como anticipo provisional para medir la variación trimestral del producto interno bruto (PIB), cayó en diciembre 3.1 % respecto a noviembre último.
El indicador, además, registró en el último mes de 2023 un desplome interanual del 4.5 % y acumuló el año pasado una bajada del 1.6 %, contrastando con el crecimiento del 5 % logrado en 2022.
Los datos oficiales revelan que, de 16 actividades incluidas en el indicador, cinco sectores productivos anotaron caídas interanuales en diciembre pasado, entre las que se destacaron la intermediación financiera (-12.2 %), la industria manufacturera (-11.9 %) y el comercio (-8.5 %).
Por el contrario, en el último mes de 2023 destacaron las mejoras interanuales de la pesca (8.8 %a) y la actividad agropecuaria (8.1 %), en este último caso evidenciando la recuperación de ese sector tras la severa sequía que azotó Argentina desde finales de 2022 y durante gran parte de 2023.
La economía del país suramericano se movió el año pasado en un contexto de fuerte escalada de la inflación (211.4 % en 2023 versus 94.8 % en 2022).
En 2023 los sectores productivos han afrontado, además, un escenario de tensiones financieras, fuerte depreciación del peso argentino, encarecimiento del crédito, dificultades para importar insumos y bienes de capital y para cancelar deudas con el exterior, encarecimiento de costes y retracción del consumo.
Las condiciones empeoraron en el último trimestre de 2023, al calor de la fuerte incertidumbre que desató un proceso electoral que finalmente derivó en el desembarco en la Presidencia argentina del economista libertario Javier Milei, quien, ni bien asumió el poder el 10 de diciembre, comenzó a aplicar un plan de ‘shock’ fiscal y profundas reformas de desregulación de la economía.
El fuerte ajuste fiscal de enero, sumado al fogonazo inflacionario de diciembre (25.5 % mensual) y enero (20.6 %), ya está impactando de lleno en variables como el consumo y, de hecho, los pronósticos para la actividad económica en 2024 no son buenos.
Mientras que el Fondo Monetario Internacional proyecta que el PIB de Argentina se contraerá este año un 2.8 %, los economistas privados que mensualmente consulta el Banco Central para su informe de expectativas pronostican una caída del 3 %.
Aunque en general los consultores privados ven una recuperación del sector agropecuario, uno de los motores económicos de Argentina, esto no compensaría la caída de otras actividades afectadas por el derrumbe del consumo como consecuencia de un severo deterioro en el poder de compra de los hogares.
«El shock inflacionario que implicó una brusca caída del poder adquisitivo, el fuerte ajuste fiscal comprometido por las autoridades y la falta de un horizonte claro para la inversión, afectan la dinámica hacia delante», comentó en un informe la Fundación Capital, que pronostica para este año una caída del PIB del 4.3 %.
Según la Fundación Capital, en el comienzo del año «se profundizó el proceso de estanflación» y «el desafío del nuevo Gobierno en esta materia es lograr volver a encender los motores de la economía y generar un horizonte de largo plazo que permita ver la luz al final del túnel».