Una caravana de unos 5.000 migrantes salió el lunes de la ciudad sureña de Tapachula, Chiapas, iniciando un viaje a través de México que esperan los lleve hasta la frontera norte y Estados Unidos.
Los inmigrantes de Honduras, El Salvador, Guatemala, Nicaragua, Venezuela, Haití y Cuba constituían la mayor parte del gran grupo, según el diario La Jornada. Pretenden viajar a la frontera norte y pedir asilo en Estados Unidos, informó El Universal.

Los migrantes partieron de un parque en Tapachula alrededor de las 6 de la mañana y tenían previsto caminar unos 15 kilómetros hasta el pueblo de Álvaro Obregón. El martes esperan llegar a Huehuetán, centro administrativo del municipio del mismo nombre.
La frontera entre México y Estados Unidos en Matamoros, Tamaulipas, está a más de 1.600 kilómetros de Huehuetán, mientras que Tijuana, Baja California, está a casi 4.000 kilómetros de distancia.
Los migrantes suelen caminar, hacer autostop en camiones y subirse a trenes de carga para lograr su objetivo de llegar a las ciudades fronterizas mexicanas.
El viaje es peligroso. Los inmigrantes suelen ser presa de grupos criminales, cuyos miembros reclutan por la fuerza a hombres y violan a mujeres. Viajar en una caravana grande puede hacer que el viaje sea más seguro, pero estos grupos suelen dividirse a medida que avanzan por el país.

Las autoridades han detectado a innumerables inmigrantes que viajaban en condiciones de hacinamiento y calor dentro de camiones con remolque, mientras que muchos han muerto en accidentes de carretera. Otros migrantes han muerto o han sufrido lesiones graves tras caer de trenes de carga conocidos colectivamente como La Bestía (la Bestia).
Irineo Mújica, del grupo de derechos migratorios Pueblo Sin Fronteras, dijo que los migrantes que partieron de Tapachula el lunes por la mañana enviaron una carta al director del Instituto Nacional de Migración (INM), Francisco Garduño, para solicitar permisos que les permitan viajar legalmente. México hasta la frontera. Pero no obtuvieron respuesta, dijo Mújica.
Dijo que los migrantes decidieron iniciar su viaje hacia el norte porque en Tapachula no hay empleo y obtener los documentos del INM y de la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (COMAR) puede demorar hasta un año.
Muchos inmigrantes se ven obligados a vivir en las calles en Tapachula, dijo Mújica, explicando que tanto los alquileres como la comida son caros.

Carlos Eduardo Martínez, hondureño, dijo a La Jornada que decidió sumarse a la caravana migrante porque no encontraba trabajo en Tapachula y faltaban tres meses para su cita con la COMAR.
“No podría seguir esperando sin dinero, durmiendo en la calle, no es vida”, dijo.
“Será mejor que avancemos [north] y esperar que el gobierno ayude, no nos detiene”, dijo Martínez.
La caravana pasó por un puesto de control migratorio atendido por tropas de la Guardia Nacional en la comunidad de Viva México “sin restricción alguna”, informó Milenio.

José Alberto María dijo que decidió salir de Guatemala porque fue víctima de extorsión mientras trabajaba como asistente en autobuses públicos. Dijo que se vio obligado a pagar alrededor de 500 quetzales (alrededor de 64 dólares estadounidenses) por semana a miembros de la pandilla Mara Salvatrucha, dejándolo con sólo 200 o 300 quetzales para cubrir los gastos de su familia de cinco personas.
El Universal informó que entre los integrantes de la caravana, que estuvo acompañada de patrullas policiales y ambulancias, hay un gran número de familias, entre ellas bebés y niños pequeños.
Enormes cantidades de migrantes han viajado a través de México hacia Estados Unidos durante el año pasado debido a que factores como el crimen, la pobreza y los problemas políticos expulsan a las personas de múltiples países de Centroamérica, Sudamérica y el Caribe.
El presidente López Obrador fue anfitrión de una cumbre regional sobre migración en Chiapas el 22 de octubre, tras la cual los gobiernos de 10 países acordaron elaborar “un plan de acción para el desarrollo… para atender las causas estructurales de la migración irregular en la región”.
con informes de La Jornada, Milenio y el Universal