El pescado y otros alimentos que provienen del mar juegan un papel importante para garantizar la seguridad alimentaria y mejorar la nutrición de las poblaciones, principalmente de las más vulnerables, destacó la directora mundial de Nutrición y Salud Pública de World Fish, Shakuntala Haraksingh Thilsted.
La especialista dijo que se trata de una oportunidad para atender la demanda de una población cada vez en aumento.
Explicó que los llamados «superalimentos acuáticos» (animales, plantas, microorganismos y vegetales) tienen gran impacto como fuentes ricas en micronutrientes y son esenciales para la salud humana y el desarrollo cognitivo.
Resaltó que cifras de la Organización de las Naciones Unidas señalan que 828 millones de personas no pueden alimentarse dignamente a nivel mundial y esto podría agravarse porque el número de habitantes se incrementará.
Incluso, recordó que hoy no se alimenta correctamente uno de cada cinco infantes y, por tanto, carecen de la estatura y el peso correspondiente. Esta situación, además, contrasta con las tasas elevadas de obesidad.
Por ello, Haraksingh Thilsted insistió que el pescado y otros alimentos acuáticos se encuentran en una posición única para ayudar a generar sistemas alimentarios globales, resilientes y hacer frente a los períodos críticos por falta de alimentos.
En 2002, la deforestación del planeta aumentó un 4 %, en comparación con 2021, con la pérdida de 6.6 millones de hectáreas de bosque, lo que amenaza el objetivo de eliminar para 2030 la pérdida de masa arbórea, según un informe.
El estudio de Forest Declaration Assessment (FDA), una coalición de organizaciones de la sociedad civil que monitorea la deforestación del planeta, constató que los datos de 2022 suponen una aceleración de la destrucción de los bosques y un retroceso en el compromiso global de eliminar la pérdida forestal para 2030.
Los autores del estudio señalaron que con el retroceso de 2022, el mundo necesitaría reducir este año la deforestación un 27.8 % para mantener el objetivo de 2030.
La deforestación se ha intensificado especialmente en los bosques tropicales, los más densos y vírgenes del planeta, de los que se destruyeron 4.1 millones de hectáreas en 2022.
Y de todas las regiones del mundo, la situación en Latinoamérica y el Caribe, y especialmente en Brasil y Bolivia, fue la más preocupante. En la región, la deforestación aumentó en 2022 un 8 % con respecto a la línea base, que es la pérdida media del periodo 2018-2020.