Trabajaron toda la noche. Usaron sus manos para cargar más de 1500 flores, millares de semillas, plantas y kilos de aserrín para colocarlos sobre el piso de la calzada Fray Antonio de San Miguel, en Morelia. Con esos materiales crearon sus mundos. Dibujaron paisajes llenos de animales y elementos. Los artesanos de Patamban no necesitaron de ningún molde para mostrar su cultura a través del colorido.
En el segundo día de la trigésima séptima edición del Festival de Música de Morelia (FMM) fueron inaugurados los tradicionales tapetes florales de Patamban. La ceremonia se realizó este sábado por la mañana, con el sonido de una batucada brasileña y en medio de una manifestación en contra del gobierno federal que arrancó desde los arcos del acueducto rumbo al centro de la ciudad.
Patamban es una comunidad ubicada en el municipio michoacano de Tangancícuaro, de apenas 3 mil 800 habitantes. Su nombre es purépecha y significa «lugar de carrizos». Hace aproximadamente 140 años, el párroco del pueblo tuvo la idea de hacer tapetes florales para celebrar la fiesta de Cristo Rey. La idea se convirtió en tradición y ha traspasado ya tres generaciones de artesanos.
José Neftalí Ayungua, vocero de los artesanos de Patamban, es quien narra la historia. Está sentado en una de las bancas de cantera que acordonan a la calzada virreinal. Hay una leve sonrisa habitando en su rostro cubierto por un sombrero. El gesto es de orgullo: más de 80 artesanos realizaron más de 160 metros de tapetes florales. Si bien se trata de un arte efímero, también es capaz de mantener vivo el fuego de una memoria.
"Año con año, el Festival de Música nos manda diseños para poder hacer los tapetes. Para la base del tapete ocupamos aserrín, para poder enterrar poquito cada pétalo, cada botón, cada semilla, para que estén macizos y no se los lleve el aire. Ocupamos más o menos mil o mil 500 tipos de semillas, botones, flores, hojas secas y yerba muerta, piña del pino".
Entre los diseños creados por los artesanos resalta el logotipo del FMM, el rostro del compositor mexicano Miguel Bernal Jiménez (mismo que da nombre al festival) y el tlahualil, vestuario de una danza típica de Sahuayo que emplea una especie de grandes penachos con plumajes.
"Es una danza o una vestimenta típica de Sahuayo, muy representativa de Michoacán. De hecho, acabamos de venir de Cancún con los tapetes y los tlahualiles también fueron a danzar allá. Es muy representativa de Michoacán, como la danza de los viejitos".
Para los artesanos de Patamban, participar en el FMM los llena de gran emoción y les representa una satisfacción, una ventana para dar a conocer su cultura. Los tapetes florales son también el hito de resistencia que lucha por mantener viva su identidad purépecha, incluida su lengua.
"Mi papá fue el primer artesano en Patamban en sacar el arte y cultura de los tapetes afuera de mi pueblo. Desafortunadamente, mi papá nos dejó hace cinco años. Fue un hombre muy emprendedor para dar a conocer esto. Hemos hecho tapetes al papa (Francisco) cuando vino, a Vicente Fox, hemos estado en Guanajuato y en Cancún, que venimos de allá".
El FMM continuará con actividades hasta el próximo 23 de noviembre. Cabe recordar que este año se han convocado a artistas provenientes de 14 países, bajo el lema de "América suena".
