Trump también tiene otros planes. Como informaron varios de mis colegas del Times la semana pasada, espera instituir un programa de detención y deportación masiva de inmigrantes indocumentados. Sus asesores ya han elaborado planes para nuevos centros de detención en la frontera entre Estados Unidos y México, donde cualquier persona sospechosa de haber ingresado ilegalmente sería retenida hasta que las autoridades hayan establecido su estatus migratorio. Dada la retórica del ex presidente atacando a los enemigos políticos y otros grupos supuestamente indeseables como las personas sin hogar… Trump ha dicho que el gobierno debería “sacar” a los estadounidenses sin hogar y ponerlos en tiendas de campaña en “grandes parcelas de tierra baratas en las afueras de las ciudades”; hay pocas dudas de que algunos ciudadanos estadounidenses se encontrarían en estos grandes y extensos campamentos.
En este esfuerzo por librar a Estados Unidos de tantos inmigrantes como sea posible se incluye una propuesta para atacar a las personas que están aquí legalmente (como titulares de tarjetas verdes o personas con visas de estudiantes) que albergan supuestas “simpatías yihadistas” o defienden puntos de vista considerados antiestadounidenses. Trump también tiene la intención de eludir la Enmienda 14 para poder poner fin a la ciudadanía por nacimiento para los hijos de inmigrantes no autorizados.
En el pasado, Trump ha hecho gestos de buscar un tercer mandato después de cumplir un segundo mandato de cuatro años en la Casa Blanca. “Vamos a ganar cuatro años más” Trump dijo durante su campaña de 2020. “Y luego de eso, estaremos otros cuatro años más porque espiaron mi campaña. Deberíamos rehacerlo en cuatro años”. Esto también violaría la Constitución, pero entonces, en un mundo en el que Trump se sale con la suya con su agenda autoritaria, la Constitución –y el Estado de derecho– ya serían letra muerta.
Podría ser tentador descartar la retórica y los planes del ex presidente considerándolos bromas o desvaríos de un lunático que eventualmente podría terminar en la cárcel. Pero para tomar prestada una frase muy usada, es importante tomar las palabras tanto de los presidentes como de los candidatos presidenciales tanto en serio como literalmente.
Pueden fracasar (de hecho, a menudo lo hacen), pero los presidentes intentan cumplir sus promesas de campaña y actuar de acuerdo con sus planes de campaña. En una reprimenda a quienes nos instaron a no tomarlo literalmente en 2016, vimos a Trump intentar hacer lo que dijo que haría durante su primer mandato. Dijo que “construiría un muro” y trató de construir un muro. Dijo que intentaría mantener a los musulmanes fuera del país, y trató de mantener a los musulmanes fuera del país. Dijo que haría todo lo que pudiera para restringir la inmigración desde México, e hizo todo lo que pudo, y algo más, para restringir la inmigración desde México.