Hermosillo, Son. Ricardo Ortega Arenas decidió dejar de comer para ser escuchado. El doctor y maestro de la Universidad de Sonora mantiene desde el viernes una huelga de hambre en exigencia del reconocimiento de su promoción académica y el pago del salario y retroactivos que, sostiene, le corresponden conforme al Contrato Colectivo de Trabajo.
Tras más de 70 horas de ayuno, su protesta expuso un conflicto laboral que llevaba años sin resolverse dentro de la institución y que, de acuerdo con su entorno académico, fue empujado al límite por la ausencia de una respuesta formal y de fondo de las autoridades universitarias.
El docente recurrió a esta medida extrema luego de agotar los cauces administrativos internos —recursos humanos e instancias universitarias— sin obtener una resolución escrita y conforme a derecho.
Su demanda es que se haga efectivo el nivel académico que ya le fue reconocido por méritos y trayectoria, y que se cubran los pagos derivados de ese reconocimiento. La huelga de hambre, subrayaron quienes lo respaldan, no es un acto aislado ni improvisado, sino la consecuencia de una dilación prolongada que terminó por trasladar el conflicto del escritorio administrativo al espacio público.
La situación detonó la movilización del Sindicato de Trabajadores Académicos de la Universidad de Sonora (STAUS), que este lunes salió a las calles de Hermosillo en respaldo al profesor.
Docentes, estudiantes y ciudadanos marcharon por las principales vialidades del centro de la ciudad para exigir una solución inmediata al caso y advertir sobre el riesgo que implica normalizar que un académico deba poner en juego su salud para acceder a la justicia laboral.
Durante la manifestación, el sindicato sostuvo que el conflicto de Ortega Arenas refleja problemas estructurales en la atención de los derechos laborales dentro de la universidad.
En pronunciamientos públicos, integrantes del STAUS y profesores de distintas áreas señalaron que la exigencia central es el cumplimiento del contrato colectivo y el respeto a la dignidad profesional del docente.
“No se trata solo de un salario, sino de que se reconozca lo que ya está establecido en la normatividad universitaria”, expresaron, al tiempo que llamaron a evitar que este caso siente un precedente para otros trabajadores académicos.
Por su parte, autoridades de la Universidad de Sonora rechazaron que existan irregularidades y afirmaron que hay vías legales para atender la inconformidad del maestro.
No obstante, hasta ahora no se ha dado a conocer una resolución que destrabe el conflicto ni que atienda de manera integral la promoción académica y los pagos reclamados, mientras la huelga de hambre continúa.
