Sus trazos han llegado a Torreón para exponerse en acrílicos sobre vinilos y óleos sobre lienzos. Ha viajado kilómetros entre nubes similares a las pintadas en el cuadro que está a su espalda. La artista Gilda Medina, originaria del municipio de Nextlalpan (Estado de México), narra su periplo y espera que esta región la abrace. Da un paso, inicia un recorrido, transita por los por colores de sus obras en la Galería Juárez 2525, donde hoy jueves 27 de noviembre, en punto de las las 19:30 horas, inaugurará su exposición individual ‘6 Horas de Contemplación’.
“Siempre me gustó dibujar, observar, crear, prestar atención a los colores. Profesionalmente, estudié artes visuales en la Facultad de Arte y Diseño de la UNAM.
Me especialicé en pintura.
Desde que egresé de la universidad comencé a producir obra y a pensar lo que hacía en formato de proyectos, exponer, etcétera. Así es como llegó el arte a mi vida”.
Gilda Medina tiene especial interés en el paisaje. ‘6 Horas de Contemplación’ aborda esos relieves que la artista puede capturar desde su lugar de origen. Sus piezas son el reflejo de su mirada, la representación estática hecha pigmentos desde un punto de la autopista México-Pachuca. Lo que la artista contempla es un terreno intervenido por carpas que, a su vez, sirven de refugio para puestos ambulantes de comida “Son paisajes con un tiempo limitado, porque están relacionados con la intervención o la vida social. Son algunos de estos puestos, estas carpas que son improvisaciones donde venden comida y alimentos. Son los paisajes que observo en el recorrido hacia el lugar donde nací […] Ahora vivo en la ciudad (de México), pero voy constantemente a visitar a mi familia y me interesó mucho esta intervención del paisaje que se hace”.
La artista comenzó a documentar el fenómeno.
Asistía a la carretera y sacaba cuadros de cartón sobre los que plasmaba el paisaje que veía. Lo hacía en miniatura, auxiliada por marcadores o carboncillos. Luego iba a su estudio y pasaba esas imágenes a formatos de mucha mayor dimensión.
“Siempre hay algo que observar a distintos niveles. Ya sea una planta, una hoja, una flor o el cielo, las nubes. Yo creo que hay algo único y específico en cada paisaje. Trato de observar cómo son las cosas y de decir que ok, en el paisaje también hay elementos secos, espinas, todas esas cosas que forman parte del entorno”.
Sus cuadros tienen también ese ingrediente especial que exige la práctica de todo arte: el asombro. Hoy se dice afortunada, pues considera que no ha perdida esa capacidad de sorprenderse, misma que le ayudó a descubrir el mundo cuando era apenas una infante. Por eso emplea elementos como la flora de ese entorno rural.
“Hay algo que he rescatado mucho en mi trabajo, como la sensación que me causaban las cosas cuando era niña. Yo creo que cuando era niña todo nos parecía muy fantástico, como que todo me sorprendía al máximo, no podía creerlo: las nubes, los animales, los insectos. Realmente me doy cuenta de que nunca perdí esa sorpresa. Y ahora creo que le tengo un aprecio y lo valoro de una forma distinta, creo que hay una fascinación en esos elementos y se nota en algunas de las piezas que hago”.
En total, ‘6 Horas de Contemplación’ se compone de 15 piezas que van desde el acrílico sobre vinilo, el óleo sobre lienzo, y hasta una sección donde la artista comparte esos bocetos que pintaba en pequeños cuadros de cartón a la hora del trabajo de campo.
“Yo empecé a pintar paisaje porque…. Estaba en la universidad, en Xochimilco, me fui a vivir allá. Luego me regresé Nextlalpan, que es un pueblo rural. Yo creo que este proyecto y pintar paisaje surgió como de una crisis: ¿Quién soy yo? ¿Una persona que estudió artes en este lugar donde no hay una galería ni movimiento cultural? Y lo que encuentro es una conciencia de aquí lo único que tengo es el paisaje”.
