La temporada de lluvias y huracanes, además de causar daños físicos, materiales y económicos, tiene un profundo impacto emocional en las personas, especialmente en aquellas que residen en zonas de alto riesgo, como en las márgenes de los arroyos de Saltillo.
Según Yunue Cárdenas, coordinadora del HUB de psicología de Affor Health, empresa especializada en la salud psicosocial en el ámbito laboral, “la ansiedad crónica, la depresión, el estrés y el desgaste emocional son respuestas comunes ante fenómenos naturales devastadores como los huracanes”.
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Entre los síntomas más frecuentes que indican la presencia de estos trastornos se encuentran las pesadillas, una sensación constante de peligro, tristeza, falta de interés en actividades previamente disfrutadas, y un agotamiento generalizado. Estos problemas pueden intensificarse en medio de la incertidumbre generada por la amenaza de un huracán, cuya trayectoria y momento de impacto son impredecibles.
DAÑOS EN ENTORNOS LABORALES
El impacto de estos trastornos emocionales no se limita al ámbito personal, sino que también se extiende al entorno laboral. “El cerebro humano está diseñado para reaccionar ante amenazas, activando una respuesta de huida o defensa. Sin embargo, cuando esta respuesta se prolonga, como en el caso de huracanes y lluvias severas, puede afectar gravemente la salud mental de las personas”, explica Cárdenas.
En el entorno laboral, los efectos de estos trastornos son notables. Affor Health identifica tres comportamientos comunes derivados del impacto emocional de la temporada de huracanes:
>Disminución de la productividad: La preocupación constante y la ansiedad dificultan la concentración y el rendimiento en el trabajo.
>Aumento del ausentismo: Las personas pueden requerir tiempo para prepararse ante la llegada de un huracán o para gestionar las consecuencias después de su paso.
>Desmotivación y desinterés: El impacto emocional de un desastre puede reducir significativamente la motivación y el compromiso laboral.
ENTRE LA LLUVIA Y EL CAOS
Incluso en ciudades que no enfrentan directamente el impacto de huracanes, como la ciudad de Saltillo, la temporada de lluvias agrava el caos urbano. Las tormentas frecuentes y severas provocan inundaciones repentinas, afectando las rutas de transporte y generando retrasos prolongados en los desplazamientos diarios.
Según datos del SMN, en 2022 se registraron mil 112 eventos de inundación en el País, afectando a alrededor de 32 mil 391 personas. “Este caos vial genera una sensación de incertidumbre y frustración entre los empleados que deben llegar a sus lugares de trabajo a tiempo”, señala la psicóloga de Affor Health. La necesidad de planificar rutas alternativas, lidiar con el tráfico intenso y enfrentar el riesgo de accidentes aumenta el estrés cotidiano, afectando tanto la salud mental como la productividad laboral.
La experta concluye que es fundamental que las empresas reconozcan estos desafíos y brinden apoyo psicológico adecuado, promoviendo estrategias de manejo del estrés y la ansiedad para ayudar a sus colaboradores a sobrellevar las dificultades adicionales que trae consigo la temporada de lluvias.
